sábado, 15 de enero de 2011

Inenamorable

¡Abran paso! ¡Escóndanse o corran! Que viene llegando la mujer del corazón de hielo.
Cuentan que hace mucho tiempo, amó desesperadamente y este amor no le fue correspondido. Tanta intensidad alcanzó este sentimiento, que la llama que alimentaba su pasión, se diseminó por todo el cuerpo, y tuvo que correr hacia el río más cercano para hundirse en las aguas y así apaciguar el incendio de la carne y el espíritu.
La daban por perdida, pero pronta fue su recuperación, quizás demasiado rápida. Las heridas sanaron, volvió a crecerle el cabello, pero las fibras de su corazón, no pudieron recomponerse, y se fueron enfriando, hasta volverse de piedra.
Nunca nadie quiso volver a mirarla a los ojos, porque decían que una mirada suya convertía toda sensación grata, anhelo o deseo, en una lenta agonía de desesperanza.
Y ella, conociendo su cruel destino, prefirió el exilio.
Ahora va errando por los caminos, en busca de una solución a su incapacidad de sentir, prefiere la tranquilidad del destierro, y no que la señalen y la marginen.
Lo que ella no sabe, es que la soledad es sabia, y la salvación le llegará, oportunamente...

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